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“El, respondiendo, les dijo: ¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo? y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne? Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separé el hombre… Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera” (Mateo 19:4-5, 9).
“Porque la mujer casada está sujeta por la ley al marido mientras éste vive; pero si el marido muere, ella queda libr4e de la ley del marido. Así que, si en vida del marido se uniere a otro varón, será llamada adúltera; pero si su marido muriere, es libre de esa ley, de tal manera que si se uniere a otro marido, no será adúltera” (Romanos 7:2-3).
“Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y adúlteros los juzgará Dios” (Hebreos 13:4).
“pero a causa de las fornicaciones, cada uno tenga su propia mujer, y cada uno tenga su propio marido. El marido cumpla con la mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con el marido. La mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido potestad sobre su propio cuerpo, sino la mujer” (1 Corintios 7:2-4).
“Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, así como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador. Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo” (Efesios 5:22-24).
“Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra. Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor” (Efesios 6:1-4).
“No reprendas al anciano, sino exhórtale como a padre; a los más jóvenes, como a hermanos; a las ancianas, como a madres; a las jovencitas, como a hermanas, con toda pureza… Pero si alguna viuda tiene hijos, o nietos, aprenden éstos primero a ser piadosos para con su propia familia, y a recompensar a sus padres; porque esto es lo bueno y agradable delante de Dios…porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo” (1 Timoteo 5:1-4, 8).
[Aunque no exhaustivo, lo anterior representa justamente la enseñanza inspirada sobre este tema].
[Nota: Escribí este artículo y apareció en The Denton Record-Chronicle, Denton, TX. Noviembre 4, 2016.]
Fuente: www.TheScripturecache.com Propiedad y Administrado por Dub McClish.
Traducido por: Armando Ramírez.