La Historia Se Repite

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[Nota: este MS está disponible en una fuente más grande en nuestra página de artículos breves de Espanol.]

            Hace un siglo y medio, algunos hermanos que estaban decididos a tener lo que les agradaba en la religión estaban dispuestos a sacrificar el respeto tanto por la declaración como por el silencio de las Escrituras para tener sus ídolos (principalmente instrumentos musicales y organizaciones evangelizadoras no autorizadas). A principios del siglo pasado, ese elemento había capturado a la mayoría de las congregaciones y escuelas existentes en ese momento. Esos “amorosos liberales” expulsaron a los hermanos que estaban decididos a observar los límites impuestos por la ley de Cristo. En muchísimos casos, el remanente amante de la Verdad (15% de la hermandad una vez unida) fue expulsado de las congregaciones (y edificios) que habían ayudado a construir. Éstos tuvieron que empezar de nuevo reuniéndose en casas e instalaciones alquiladas o prestadas.

            El Señor diseñó Su iglesia sin cabeza humana ni junta de consejeros sobre ella. Por lo tanto, la apostasía y la división universales y simultáneas no ocurrieron (y no pueden) ocurrir en la iglesia de Cristo. Así, la división impulsada por la digresión se produjo gradualmente durante la última mitad del siglo XIX, iglesia por iglesia. El censo estadounidense de 1906 reconoció la división de toda la iglesia. Los que impulsaron esta cuña de división fueron inicialmente hermanos progresistas, pero dentro de una generación se habían transformado en dos denominaciones distintas (la Iglesia Cristiana Independiente y los Discípulos de Cristo). Los hermanos de hoy que se refieren a estas sectas como “hermanos” están muy equivocados. Estas denominaciones no son “hermanos” digresivos o apóstatas; hace mucho tiempo se convirtieron en “plantas” que Dios no “plantó” y debemos “dejarlas solas” (Mateo 15:13–14).

            Un siglo después de que comenzara la digresión anterior (es decir, la década de 1960), el cáncer del liberalismo nuevamente comenzó a carcomer los órganos vitales del cuerpo del Señor. Solo aquellos abismalmente ignorantes o ciegamente ingenuos lo negarán. Los liberales (muchos de ellos asquerosamente elitistas, descarados e irreverentes) han salido de sus “armarios” en masa en las últimas décadas. Su objetivo ha sido/es el de mezclar la iglesia del Señor con las denominaciones para que ellos y nosotros no podamos distinguirlos. Han anunciado descaradamente su intención de permanecer entre nosotros y contaminar a tantos como sea posible con sus herejías. Han sido efectivos en gran parte debido al analfabetismo bíblico predominante en la mayoría de las congregaciones.

            Los apóstatas han controlado durante algún tiempo casi todas las universidades y escuelas de posgrado iniciadas por hermanos. Aquellos que no se han apartado por completo de sus estatutos fundacionales han hecho grandes compromisos y solo irán más allá. Han sido el principal manantial en la última digresión. Han capturado cientos de iglesias (todas las más grandes en áreas metropolitanas). Es más probable que los leopardos se queden sin manchas a que las escuelas o iglesias apóstatas se arrepientan. Como en los tiempos apostólicos, así ahora: “los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados” (2ª Timoteo 3:13). Ancianos cobardes y/o doctrinalmente débiles han perdido su supervisión, obligando a los hermanos fieles a claudicar o abandonar tales congregaciones.

            En muchos otros casos, la “levadura” del liberalismo ha tenido su efecto leudante de manera gradual pero segura. Las escuelas de predicación comenzaron a surgir hace unas pocas décadas debido a una obvia digresión en las universidades. Ahora las escuelas de formación de predicadores van en la misma dirección. Los compromisos con el error y sus defensores abundan. Los hermanos, que hace una década eran firmes en mantener los límites bíblicos de compañerismo exigidos por Efesios 5:11, 2ª Juan 10–11 y pasajes similares, ahora están ampliando sus “círculos” cada vez más.

            La división “formal” como la de 1906 aún no ha llegado a este rapto satánico de la novia de Cristo, pero ya existe de hecho. La iglesia del Señor estará mejor cuando esta desviación haya seguido su curso completo y la división/apostasía sea tan completa que cualquier que lo niegue se verá como ingenuo o deshonesto. Aquellos que defienden la Verdad son decididamente una gran minoría de nuevo, pero ha sido así desde Noé. Será un alivio separarme por completo de los detractores y de la agitación que han causado durante tanto tiempo. Mientras tanto, nuestro deber es claro:

Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano (1ª Corintios 15:58)

 

[Nota: Escribí este artículo y fue publicado en The Lighthouse, boletín semanal de Northpoint Church of Christ, Denton, TX, 12 de abril de 2015, del cual era editor.

Atribución: Tomado de thescripturecache.com; Dub McClish, propietario y administrador.

Traducido por: Jaime Hernandez.

 

 

Author: Dub McClish

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